domingo, 2 de junio de 2013

Review de Malditos Bastardos (2009)
   
Sinopsis:
Un héroe de guerra nazi convertido en estrella de cine (Daniel Brühl) se enamora de la joven dueña de un cine parisino (Melanie Laurent) y convence a Goebbels de que traslade el estreno de su última película al cine de la chica. Toda la cúpula del Tercer Reich (Hitler incluido) van a asistir al acto y la chica, Shossana Dreyfuss, que resulta ser una judio-francesa que consiguió escapar de las manos del terrible coronel Landa (Christoph Waltz), alias cazajudios, años atras, planea su venganza: inciendar el cine con todos los nazis dentro. La misma idea han tenido los mandos aliados, que ponen en marcha la Operación Kino. Esta misión la llevarán a cabo Los Bastardos, un comando de judio-americanos comandados por el teniente Aldo Raine (Brad Pitt), alias el apache, que está causando estragos trás las líneas enemigas y Bridget von Hammersmark (Diane Kruger), la mayor estrella del cine alemán de día y agente doble de noche. Sin embargo, Hans Landa ya no se dedica a perseguir judios sino que es el jefe de seguridad de Gobbels, lo que complica las cosas para los héroes de la historia... ¿o no?  
 Malditos Bastardos es la película más vista que ha hecho nunca Tarantino. Esto se debe a dos causas principales, que a priori, para el espectador casual, puede parecer una peli de guerra (que venden mucho) protagonizada por Brad Pitt (que vende muchísimo). Sin embargo, Malditos Bastardos no es nada de eso sino una tarantinada de tomo y lomo, la mayor desde Pulp Fiction: gente hablando, explosiones de violencia y banda sonora imposible. Si, está ambientada en la Segunda Guerra Mundial (bueno, en la guerra que le hubiera gustado a Tarantino que fuera) y aparece por allí Brad Pitt (los verdaderos protas son Melanie Laurent y Christoph Waltz), pero es totalmente circunstancial.  
 Como siempre los diálogos son fantásticos, la fotografía es impecable, todos los actores dan lo mejor de si mismos, la banda sonora se te queda grabada y el montaje es original... pero Tarantino no se estanca sino que se descubre como un maestro del suspense y la tensión a la altura del mejor Hitchcock con escenas tan angustiosas como el inicio en la granja, la extensísima de la taberna, la de la cenicienta o todo el final en el cine. Además, QT es listo y sabe aliviar las tensiones con algunos puntos de humor realmente divertidos (memorable ese Brad Pitt poniendo el jeto a lo Marlon Brando mientras chapurrea el italiano).

 Una gran película que se hace corta ha pesar de sus dos horas y media de duración, con un personaje, el inefable Hans Landa, que es desde ya un mito del cine y que dan ganas de volver a ver en el mismo momento que pones los pies fuera de la sala.

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